El descaste podría ser definido de manera tradicional como la actividad cinegética que se desarrolla sobre el conejo de monte durante el verano.
Tradicionalmente, el conejo era una especie común y muy abundante que no presentaba apenas limitación en su caza, fomentada en muchas ocasiones para paliar los daños producidos por el excesivo incremento de algunas poblaciones. Posteriormente con la llegada de la mixomatosis a la Península en los años cincuenta, la situación se modificó de manera notable, pasando de un estado óptimo y, en ocasiones, preocupante por exceso, a un estado totalmente contrario de peligro e incluso desaparición en muchas zonas.
Tras el estudio de la dinámica de presentación de la mixomatosis se comprobó cómo sus apariciones eran casi siempre cíclicas y asociadas a períodos concretos del año, en los que se conjugaban principalmente tres condiciones: incremento del tamaño de la población conejera con los nacimientos de primavera, incremento de las temperaturas y explosión demográfica de los principales vectores de la enfermedad, tales como pulgas, piojos y garrapatas. Por tanto, se pensó que si se permitía la caza del conejo en los períodos previos a la aparición de esta enfermedad se disminuiría su incidencia al reducir la densidad de la población. Esta idea se sigue manteniendo hoy en día, aunque es necesario considerar que en ocasiones no ha dado los resultados esperados.